México no puede seguir con una política de persecución salvaje, de deportación masiva y violación a los derechos humanos de migrantes y refugiados. El pueblo de México no puede dejarse contagiar por la xenofobia, la discriminación de los sentimientos de nacionalismos. Tenemos la obligación de parar todo brote de odio y generar sociedades integradoras que recuperen dignidad y exijan el respeto de los derechos humanos de las personas que huyen de sus países.
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